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Las pruebas de choque, o crash test, son protocolos diseñados para comprobar que los coches y todos sus elementos cumplen con la normativa de seguridad mínima exigible.

Mediante este tipo de pruebas se garantiza que los sistemas de seguridad activos y pasivos del coche hacen su trabajo correctamente, que el habitáculo protege correctamente al conductor y a los pasajeros y, por supuesto, dentro de todos estos sistemas nos encontramos los SRI, las sillitas de coche para niños. Estos elementos de seguridad disponen de crash test específicos (por ejemplo el test del RACE, o los test que realiza la Fundación MAPFRE, como el del Plus Test), y además se incluyen en las pruebas de choque de los coches para entender qué ocurre con ellos en caso de colisión.

Las pruebas de choque para sillitas infantiles incluyen varios aspectos, entre otros las pruebas en colisiones, los criterios de uso de las sillas y el uso de sustancias peligrosas en sus materiales de fabricación. Se pretende con ello comprobar si es fácil instalar la silla en el coche y asegurar al niño, además de comprobar la dinámica de la silla en una colisión (si se desprende, si se rompe) y verificar que no existan sustancias peligrosas para la salud de los niños.

La prueba de colisión frontal está basada en la normativa de homologación europea ECE R44. Entre otras cosas, una prueba de choque frontal a 65 km/h (la normativa exige un mínimo de 50 km/h) y una prueba de alcance trasero a 30 km/h.

Además existe una prueba de colisión lateral para comprobar el nivel de protección de la cabeza y cuello en esas situaciones, simulando un impacto lateral a 25 km/h en la zona en donde está instalada la sillita.

En cuanto a los criterios o facilidad de uso, se comprueba el correcto guiado del cinturón, si es sencillo de hacer o requiere alguna complicación, y también la estabilidad de la sillita infantil sobre el asiento del vehículo una vez instalada. Además es muy importante comprobar si la instalación de la silla (ya sea ISOFIX, o por medio del cinturón de seguridad) es cómoda. Otros factores a examinar son la visibilidad del niño, o la facilidad de limpieza de la silla.

En cuanto al análisis de sustancias peligrosas, es una prueba reciente (2011) que trata de dilucidar si entre los materiales de fabricación de las sillitas hay alguna sustancia peligrosa, tanto para la salud como para el medio ambiente. Las pruebas suelen enfocarse en detectar la mínima presencia de hidrocarburos aromáticos policíclicos, ftalatos, retardadores del fuego, fenoles, compuestos organoestánnicos y metales pesados.